miércoles, 28 de mayo de 2008

¡Agarrate Dorothy, estramos en Oz!



Esta tarde es una buena tarde para escribir. Una tarde de charanga y folclore, donde a pocos kilómetros de aquí hay gente cogiéndose un pedo de Alfredo. El sonido de la verbena entra por la ventana y ya me estoy imaginando a la plebe en pleno éxtasis etílico bailando al son de “paquito el chocolatero”. Casi puedo ver a los borrachazos haciéndole proposiciones indecentes a la jovenzuelas.

Así funciona este evento de ambiente jaranero que llaman “feria”. Algunos dicen que es una fiesta patronal en honor a no sé qué virgen. Otros dicen que es una manera de relacionarse e interaccionar con la gente. Aunque ya me gustaría a mí ver como interaccionan los cachondos estos cuando se ponen más tontorrones que un reno. Yo pienso que es una excusa más para emborracharse. Incluso diría que es la excusa perfecta. ¿Qué más da que el hijo del vecino te vea haciendo el pino con el cubata metido en los calzoncillos? ¡Estamos de feria coño! Luego llegas a casa (dios sabe cómo) con más polvo que el sombrero de Indiana Jones, con una carita que ni Marco el día de la madre pero más satisfecho que la mona chita después de tirarse a King Kong y contento por el trabajo bien realizado.

El inocente de mi hígado piensa que todo ha acabado, cree que no habrá más alcohol por un plazo de tiempo considerable… ¡ay ingenuo él! Que no sabe la que le espera todavía…Malas son las tardes en que la resaca se junta con una nueva borrachera… con el estómago más revuelto que un gazpacho me dispongo a echarme al gaznate otra buena dosis de brebaje en pro de la socialidad humana... pensándolo mejor, creo que hoy no es una buena tarde para escribir. Con su permiso, voy al baño urgentemente.

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