lunes, 23 de junio de 2008

12 de septiembre


Papá está enfadado. Ya no silba de camino al colegio. Dice que ahora que mamá se ha ido debemos portarnos mejor que nunca. La abuela me ha contado que lo que le pasa es que está triste porque mamá está en el cielo. La abuela no para de repetir que el mundo entero estará triste durante mucho tiempo por culpa de los malos. ¿Yo soy de los buenos, verdad abuela? Y la abuela ha sonreído y me dado un beso en la frente. Todavía no lo sabe nadie pero yo creo que Jamie es de los malos. No quiere comer. Así que papá tiene que jugar con él como lo hacía mamá. Coge la cuchara y la hace volar por la cocina, como si fuera un avión de verdad. Brrrr. Brrrr. El avión planea y se acerca peligrosamente. Y justo cuando crees que la cuchara se va a estrellar contra su cara, Jamie abre la boca. Pero papá, en lugar de aplaudirle, se ha puesto a llorar. Yo me he acercado y le he dicho que no se preocupe. Porque yo soy de los buenos y no necesito cucharas que vuelen.

martes, 3 de junio de 2008

Welcome to California


El descapotable se tragaba la carretera como la anaconda se traga sin piedad al desventurado conejito. Las líneas amarillas discontinuas desaparecían rápidamente bajo el fuselaje de acero. Yo conducía mientras tú, con los pies descalzos apoyados en la guantera, te pintabas las uñas de un color rojo a juego con el Cadillac.

En la radio se escuchaba “California Girls” de los Beach Boys. El viendo alborotaba tu pelo infundándote exhalaciones de juventud. Disfrutábamos de aquel momento sin hablar, no había necesidad de llenar esos silencios. Parecía que el mundo hubiera hecho un pequeño inciso y nos estuviera permitiendo escapar de sus garras por un instante.

Yo pisaba el acelerador a fondo. Ni siquiera era consciente de a qué escapaba ni por qué lo hacía, pero poco importaba si tú venías a mi lado. Contigo, maldita desconocida, aprendí que lo amargo puede ser dulce, y lo dulce salado. Tú me enseñaste que hay presos libres y guardias encerrados. Tú me susurraste al oído que se puede viajar sin ir a ningún lado.

El locutor anunció la última canción del programa. Silvio y Sacramento se encargarían de cerrar aquella magnífica velada. El Cadillac atravesaba veloz el desierto y te volví a mirar, eras prácticamente una extrajera a mis ojos, pero teníamos una vida entera para conocernos.