domingo, 2 de diciembre de 2012

Cómo crearte un amigo hipster en 5 minutos

Para los fríos inviernos de soledad, un amigo hipster con el que poder charlar sobre los restaurantes de moda más vanguardistas de la ciudad, las últimas apps para el iphone o las nuevas tendendias en ropa retro.







miércoles, 7 de noviembre de 2012

Indestructibles

Un poquito de pop español, que hace tiempo que no se escucha por aquí...



jueves, 18 de octubre de 2012

Una merecida jubilación



Hace un par de semanas en Córdoba, tuvo lugar un pequeño homenaje dedicado a un hombre. Un hombre que se jubila, o mejor dicho se pre-jubila, después de llevar más de 40 y tantos años trabajando. Perdonad la inexactitud pero perdí la cuenta hace tiempo, si es que alguna vez la tuve.

Desde que tengo uso de razón, la primera imagen de ese hombre que siempre me viene a la cabeza es la de un señor vestido con traje y corbata, tomando un café muy temprano en la cocina, antes de ir a trabajar. El trabajo era su mundo, sin duda. Pero ojo, nunca en detrimento de su familia, sino todo lo contrario. Estoy bien seguro que ese afán por trabajar duro, mucho tenía que ver precisamente con querer proporcionar una calidad de vida digna a su familia. Pero es cierto que fue un hombre entregado a su oficio al 100% y creo que allá por dónde pasó a lo largo de su extensa carrera profesional, tanto sus jefes como sus subalternos lo han sabido apreciar.

Este hombre del que os hablo es mi padre, y mi padre trabajaba en un banco. Ya sé lo que muchos estaréis pensando, "menudo diablo" jejeje. Cuando era pequeño y la gente me preguntaba a qué se dedicaba mi padre, yo siempre respondía que mi papá era "banquero". Con los años aprendí el arte de la sutileza y comprendí que  un simple "se dedica a la banca" quedaba mucho mejor.

Pero en estos tiempos que corren, con las instituciones bancarias señaladas por gran parte de la sociedad como las mayores culpables de esta maldita crisis que nos ahoga, (y en gran medida con merecida razón, para qué vamos a negarlo), puede hasta parecer arriesgado decir que tu padre se dedica a la banca. Pero si os digo la verdad, nunca me he sentido avergonzado de afirmarlo allá donde me han preguntado. Porque si alguien ha dignificado este sector tan deteriorado últimamente, ese ha sido mi padre, entre otros muchos por supuesto. Hace muchos años que aprendí de él valores como la honestidad y la responsabilidad. Valores que él siempre ha llevado por bandera.

En fin, volviendo a lo del homenaje, me dijeron que fue un acto precioso. Que al evento acudieron, además de buenos amigos, las más altas esferas del banco, incluido el presidente, que le dedicó también unas palabras. Me hubiera gustado estar allí. Sé que tuvo que ser un gran orgullo tanto a nivel profesional como personal que todos sus compañeros lo despidieran así. Y sé que a él le hubiera gustado que todos sus hijos estuvieran allí. Pero ya me han contado también que su hija, “la Rosita” o “la niña” como él la llama muchas veces, hizo una emotiva intervención en el acto. Así que en cuanto a representación de la prole, me doy por más que satisfecho.

En fin, estoy seguro de que seguiré viendo a mi padre muchas mañanas temprano, tomando un café en la cocina. Pero esta vez ya no llevará ese habitual traje de chaqueta, sino tal vez una indumentaria un tanto más cómoda como un chándal o unos pantalones de pana (de esos que decimos "de campo"), listo para ir a la finca de La Dehesa a “cavar unas zanjas” o para ir a darle un paseo a sus nietos en el "Dos Caballos". 


Disfruta de tu jubilación, que bien merecida te la tienes.

Un abrazo grande papá.

jueves, 30 de agosto de 2012

sábado, 18 de agosto de 2012

Arenal Sound '12: To sleep is to die!

Gran recuerdo que nos regala Mr.Ocaña de esta magnífica experiencia veraniega.

Hasta la próxima sounders.

Arenal Sound ´12: To Sleep is To Die! from Jesús Ocaña on Vimeo.

sábado, 28 de julio de 2012

Road Trip: Costa Blanca




Que empiece la aventura...

sábado, 14 de julio de 2012

En aquella habitación


Despertamos juntos y a la vez
En aquella habitación sobraban palabras y sueños por cumplir
Y jugamos a ser niños otra vez
En aquella habitación de sábanas blancas y olor a juventud
Y ahora estoy aquí pensando en ti
Inventando una canción de amor
Que no sé si alguna vez podrás oír
Juguemos a ser libres otra vez
Como en aquella habitación los dos
Y el futuro será tan solo una broma más
Ahora te echo tanto de menos
Ahora ya no puedo volar
Ahora te echo tanto de menos
Ahora ya no puedo volver atrás
Ahora te echo tanto de menos
Ahora ya no puedo volar
Porque voy en contra del viento
Ahora ya no puedo volver atrás

En Aquella Habitación - Atenas

jueves, 5 de julio de 2012

Aquellas tardes y aquel dedo peculiar


En tardes cálidas como la de hoy, no puedo evitar acordarme de aquellas otras también apacibles soleadas, cuando pasábamos el tiempo a las orillas del verde (que no azul) Donau, con guitarras que nadan y cervezas en mano como único instrumento para completar la sosegada estampa, y donde la improvisación musical fluía como si de agua de aquel mismo río se tratara.

Hace ya un año de aquello, pero sigue retenido en mi memoria como si fuera ayer. Buenos tiempos y buena gente. 

Se os echa de menos por la bella Baviera amigos míos.


 
Ese dedo peculiar from Mazinger on Vimeo.


lunes, 11 de junio de 2012

Perfect Holiday (Playmobil edition)

- ¡Hey Billy! ¡Vamos a hacerle el amor a esas olas!
- ¡Sí! ¡Let's go dude!




miércoles, 6 de junio de 2012

Intouchables




He de confesar que era un tanto escéptico cuando me senté a ver la aclamada “Intouchables”. No está la vida en estos días como para ponerse a ver dramas sobre personas tetrapléjicas,  de estos que te dan ganas de colgarte de un árbol nada más terminar de ver la película.

Pero grata sorpresa me llevé. No paré de reír en toda la película. El film te pone una sonrisa en la boca desde el minuto 1 hasta el final. Y llegas a sentir que esa entrañable pareja que forman ese disminuido físico y ese otro disminuido social está hecha para durar toda la vida. Que no puede haber conexión más perfecta ni mejor complicidad entre ambos personajes.

Una simple historia de amistad, desprovista de cualquier dramatismo que la convierta en tragedia. Una historia contada de frente, con total transparencia, con unos personajes tan humanos como increíbles. Una película que te alegra el día, que te anima a seguir viviendo por muy negras que estés las circunstancias. En definitiva, una película que te alegra la vida.

“Intocable” sí  puede llegar a tocarte a ti el alma, y quedarse allí por mucho tiempo.

domingo, 3 de junio de 2012

Game Over


¿Qué vas a hacer entonces? Dime, ¿Qué carajo vas a hacer? Cuando la música deje de sonar, cuando las luces se apaguen, cuando la fiesta haya terminado. Cuando descubras que detrás de esas caras sonrientes, no había personas, no había amigos, solo meros conocidos que no van a dar un duro por ti.

¿Qué harás entonces? Cuando descubras que después de una época dorada, vuelves a estar solo, o lo que es peor aún, vuelves a sentirte solo. ¿Qué vas a hacer cuando acabe este último baile y tengas que volver a casa, con todo el peso del pasado martilleándote la cabeza? ¿Gritarás entonces? ¿Llorarás quizás? De poco sirve llorar o gritar cuando nadie puede oírte.

Qué vas a hacer cuando mires a tu alrededor y solo veas caras felices mientras tú sigues sintiéndote vacío por dentro, cuando por fin descubras las consecuencias de tus fallos. Dime qué vas a hacer cuando la vida, con todo su peso, caiga de nuevo sobre ti para despertarte de este feliz sueño que ya se acaba.

lunes, 14 de mayo de 2012

Escondidos en la ciudad


Hay un artista chino mundialmente conocido por sus famosos autorretratos donde se mimetiza con el ambiente urbano hasta prácticamente desaparecer. Algunos lo llaman “el hombre invisible”, y no es otro que Liu Bolin, uno de los artistas, escultores y fotógrafos más prominentes de China.
Muchos encuentran sus obras divertidas y originales, en las que muchas veces tienes que pararte a mirar la foto unos segundos para descubrir dónde se encuentra escondido el señor Bolin. Pero pocos saben que esta peculiar obra conlleva intrínsecamente una crítica social al despiadado y censurador sistema político chino.

Todo empezó cuando en noviembre de 2005, el gobierno chino decidió entrar con sus trailers y bulldozers  en la ciudad de artistas “Suo Jia Cun” para destruirla por completo. “Suo Jia Cun” era un centro cultural situado en la metrópolis de Beijing que albergaba cientos de estudios y viviendas de artistas de toda China, y gracias a eso se conocía como “The Asia's largest congregation of artists”. El propio Liu Bolin vivía allí cuando se produjo este acontecimiento y sin duda, el suceso marcaría a partir de entonces su razón de ser como artista y daría vida a su obra “Escondidos en la ciudad”, con cuyos famosos autorretratos que antes comenté, se haría mundialmente famoso.

Esta forma de “hacerse invisible” en diferentes puntos de la ciudad de Beijing viene a proclamar que el arte no puede ser destruido por el derrumbe de ciudades o estudios, y que estará siempre presente en la sociedad china, por mucho que a su propio gobierno le pese. La obra fue cogiendo relevancia internacional, y Bolin realizó autorretratos a lo largo del mundo, en ciudades como Venecia o Nueva York.

Así, que ya saben, tengan cuidado cuando vayan caminando por la calle, pues Liu Bolin puede estar escondido en cualquier fachada, justo al lado de ustedes.

Gracias señor Bolin por enseñarnos que el arte, en cualquiera de sus formas, puede esconderse en cualquier lugar. Que un sistema político no puede poner barreras que frenen su expansión y que a veces, solo falta pararse unos minutos y mirar bien para poder apreciar ese arte oculto.

Y ahora jugaremos el divertido juego de...¡Encuentra a Liu Bolin"!




PD: Por cierto, quiero romper una lanza en favor de ese magnífico grupo de ayudantes que acompañan al señor Bolin allá donde va y que son los encargados de pintarlo durante horas para que la mimetización surja efecto. Sin ellos, esto no sería posible.

jueves, 12 de abril de 2012

¡Manos arriba! Esto es un atraco "a la alemana"


Han pasado ya unas semanas y todavía me tiembla la mano el escribir estas líneas recordándolo todo.

Quién iba a pensar que en Alemania, y más concretamente en la idílica Baviera, que presume de ser uno de los lugares más seguros y con menos delincuencia del mundo, te pudieran llegar a atracar en pleno día y a punta de tijeras. 
Pues a mí me ha pasado. Me han atracado. Me han atracado de una forma vil y despiadada y todavía hoy, ando recuperándome del susto.

Todo empezó una soleada mañana de sábado cuando me desperté y lavándome la cara en el lavabo, el espejo me devolvió la imagen de un tipo ya un tanto “greñoso”. Y yo que nunca me llevé muy bien con los pelos largos, no me lo pensé dos veces. Me vestí y salí a la calle en busca de la primera peluquería que encontrara.

No había andado ni 5 minutos cuando me topé con una haciendo esquina. Yo que no vivo en un barrio excesivamente lujoso, ni mucho menos céntrico, decidí que aquella peluquería podía satisfacer mis necesidades estéticas y además a un precio razonable. Craso error el mío. Y no sería el primero que cometería aquella mañana.

Empecé ya a sospechar desde el minuto uno que me había metido en la cueva del lobo. Un gentil hombre, el que luego sería mi verdugo, se acercó sonriente y se prestó a quitarme el abrigo para ponerlo en una percha. Yo, ingenuo de mí, pensé que la caballerosidad no está reñida con el oficio de peluquero y asentí complacido mientras el señor procedía a mis espaldas. Era un hombre cuarentón. Vestía a la forma fashion “peluquera”, y por decirlo de forma sutil, en sus gestos y formas se apreciaba notablemente que el hombre solía rondar más la acera opuesta. Me invitó a sentarme mientras terminaba con otro chico y yo, sin preguntar precios ni nada más, me senté. Segundo error de aquella mañana.

Después de esperar unos minutos en unos butacones comodísimos a que terminara con el anterior cliente, se acercó el peluquero de nuevo para invitarme en sentarme en la silla de lavado. Nada más sentarme, el hombre me preguntó si me apetecía un té, café o algún refrigerio en particular. Yo me removí incómodo en la silla y rechacé el ofrecimiento cortésmente, al mismo tiempo que pensaba si aceptaba aquello, me lo cobraría seguramente en el precio. Tercer error. Me lo incluiría en el precio de todas formas.

Procedió a lavarme el pelo con masaje relajante de cabeza incluido. Yo me quedé medio dormido, y por un momento pensé que aquella peluquería estaba de puta madre. Trato excelente, masaje etc.
Una vez sentado en la silla de trabajo, el peluquero me preguntó qué tipo de corte quería. Yo le dije que el clásico de toda la vida, cortito por abajo y por arriba un poco más largo, pero todo muy formal, al estilo "bombero" que diría mi padre. Cuarto error: el término “clásico” carece de universalidad y atiende a distintas características según qué país.

Mientras el peluquero procedía con unas técnicas de pelado de lo más avanzadas, utilizando todo tipo de instrumentos extraños que yo no había visto en mi puta vida, me iba sacando temas de conversación de lo más dispares. Yo, con mi pobre alemán, intentaba mantener el hilo de la conversación como podía, mientras me percataba  que el tipo me estaba haciendo el típico (clásico xD) corte de pelo de alemán. Muy corto por abajo, y por arriba unas greñas que lo flipas. Sin progresión ni término medio ni leches. Del raso a la selva en un centímetro.

Le pedí amablemente que recortara más por arriba y cuando acabó, me dijo que sería conveniente depilar un poco las cejas, porque si se corta mucho cabello arriba, las cejas parecen demasiado oscuras y espesas y afean el careto. Me dejé llevar por su juicio profesional (quinto error) y accedí de mala gana. Me daba la sensación que estaba faltando a mis principios de macho ibérico español con todo aquello y recé porque al terminar, no pareciera el nuevo Michael Jackson.

No quedó del todo mal la cosa. Después me trajo una toalla húmeda caliente que estaba perfumada, y me indicó que podía darme con ella en la cara. Yo a esas alturas estaba ya pensando que tantos ofrecimientos y pijerías, me iban a costar un disgusto económico en breves minutos. Me levanté lo más rápido que pude y el gentil peluquero me acompañó hasta la puerta ofreciéndose de nuevo a ponerme el abrigo. Yo alcé los brazos cual Jesucristo crucificado (nada más apropiado para la ocasión), y con gesto resentido me dejé hacer. El peluquero fue hasta una mesa y procedió a realizar la factura correspondiente (en este sentido, son mucho más honestos que en España, donde facturas en peluquerías son rara vez vistas y Hacienda no tiene oportunidad de meter mano en el negocio del corte de pelo).

Y cuando me entregó la factura, ¡BOOM!, casi me desmayo del susto. Ahí venía el atraco que llevaba media hora temiendo. Aun así, fue algo mucho más sanguinario de lo esperado. Tuve que preguntarle si podía pagar con tarjeta porque ni siquiera llevaba suficiente efectivo encima para pagar esa barbaridad. Aquí adjunto la foto de la factura para deleite y pitorreo de mis allegados.


Exacto amigos. Como podéis apreciar, “Schnitt” es corte de pelo y a su derecha aparece el precio, 39.- que vienen a ser convertido a euros unos 39 pavetes. 40 boniatos por un corte de caballero. ¿Cómo se quedan? Les diré como me quedé yo, con una cara de gilipollas que me llegaba hasta el suelo. Yo que creía que no tenía ningún pelo de tonto, tuve que dejarme bastantes en aquella peluquería, valga el juego de palabras. Me dieron ganas de coger mis mechones del suelo, pegármelos a la cabeza y salir de allí diciéndole al tío, que me lo había pensado mejor y que quizás otro día.

Salí de allí medio mareado. Con cara de gilipollas, con un pelado que ni siquiera me gustaba (y más tarde tuve que arreglar yo mismo en casa a base de tijeras), y con unas cejas más propias de una muchachita que las que llevaba yo 23 años usando. 

Injusta esta vida, que a la primera semana de trabajo en Alemania, me pegaran aquel revés monetario. Con lo que tengo yo que trabajar para ganar 40 malditos euros… y aquel sinvergüenza amanerado me los había birlado en media hora.

Menos mal que a cada día que pasa, va doliendo un poco menos, y que al fin y al cabo todo esto quedará como simple anécdota para contar algún día a mis nietos. El día en que a su abuelo le tomaron el pelo, y nunca mejor dicho.

Un saludo