He de confesar que era un tanto
escéptico cuando me senté a ver la aclamada “Intouchables”. No está la vida en
estos días como para ponerse a ver dramas sobre personas tetrapléjicas, de estos que te dan ganas de colgarte de un
árbol nada más terminar de ver la película.
Pero grata sorpresa me llevé. No paré
de reír en toda la película. El film te pone una sonrisa en la boca desde el
minuto 1 hasta el final. Y llegas a sentir que esa entrañable pareja que forman
ese disminuido físico y ese otro disminuido social está hecha para durar toda
la vida. Que no puede haber conexión más perfecta ni mejor complicidad entre
ambos personajes.
Una simple historia de
amistad, desprovista de cualquier dramatismo que la convierta en tragedia. Una
historia contada de frente, con total transparencia, con unos personajes tan humanos
como increíbles. Una película que te alegra el día, que te anima a seguir
viviendo por muy negras que estés las circunstancias. En definitiva, una película
que te alegra la vida.
“Intocable” sí puede llegar a tocarte a ti el alma, y
quedarse allí por mucho tiempo.
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